EL VICTIMISMO DE LA TRISTEZA
Podemos estar tristes, nos sobran las razones en
esta época de crisis.
La melancolía acompaña a la tristeza, nos atrapa
en los recuerdos del pasado. Hay que intentar disolver las emociones que van
ligadas a esas viejas formas de pensamiento. No aceptar que las cosas cambian
alimenta la ansiedad por la imposibilidad de querer y no poder. Uno tiene que
contar con lo que tiene a su disposición para utilizarlo de forma
creativa.
La tristeza es un disco rallado que repite pensamientos
negativos que cada vez nos resultan más pesados.
A veces la muerte se impone
más fuerte que nuestra voluntad y el duelo esta en la aceptación de
ese cambio. Otras veces esa muerte va de dentro hacia afuera y puede que las cosas
que antes nos hacían felices ya no nos aporten nada. La vida nos muestra
un rostro desconocido, incógnito, oscuro y velado tras la impotencia de no
saber que hacer y la contradicción que trae saber que eso tiene que
pasar y quedarse atrás. Soltar, abrir la mano posesiva, dejar ir para que lo
nuevo tenga espacio para entrar en la vida.
Muy posiblemente pase algún tiempo para que las
nuevas lleguen, hay que estar atentos y las lágrimas en los ojos muchas veces
no nos dejan aprovechar esos momentos. Cuando eso suceda habrá que
enfrentarse a la prueba y arriesgarse a tirar los dados sobre el
tablero del juego de la vida. Con suerte conseguiremos ser buenos jugadores, aunque eso no signifique siempre ganar y también tengamos que
aprender a perder. Puede que suspendamos y nos cueste repetir curso hasta que
nos demos cuenta. No importa, nadie es perfecto, así está bien. La
expectativas siempre vienen acompañadas de la decepción, así que
no es bueno exigirse demasiado cegados por las fantasías alejadas de
la realidad.
Existe el peligro de que la tristeza nos convierta
en victimas y que esa energía sea utilizada para justificar no hacer
nada para cambiarlo. Nuestra propia visión nos aisla y separa, nos negamos a
ver y por tanto no estamos alerta a los signos que nos indican la
dirección de un nuevo camino.
Después de sobrevivir tenemos la obligación de
superarlo y seguir adelante, quizás otros necesiten de nuestro
ejemplo. A veces en nuestro papel de víctimas somos coartados por nuestras propias
limitaciones, abandonando la esperanza porque nos sentimos perdidos y terminamos
obsesionados buscando una salida que no encontramos, en tales casos hay que
entender que transitar por este proceso de dolor es necesario para
transformarnos.
Cuando estamos mal, llega un punto en el que uno está cansado
de si mismo, hay que ponerse en marcha, hacer algo para salir de ese pozo y no
dejar que la apatía y la pereza nos atrapen en la muerte, la vida continúa.
Hay que seguir viviendo con dignidad, seas lo que seas tengas lo que tengas. No
más excusas.
La tristeza nos conecta con la soledad y transitar por el
desierto nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos y a valorar lo que
somos. Así que estar tristes tiene su sentido pero hay que intentar
no quedarse atrapado y convertir el dolor en un sufrimiento.
Nuestra consciencia individual esta inmersa en las
preocupaciones de la personalidad que intenta resolver una y otra vez, es el
cuento de nunca acabar. Quizas nos demos cuenta de que este es el pan
nuestro de cada día y a partir de ese momento esto deje de ser una
razón para ser victimas de las situaciones que vivimos.
¿Que nos queda de toda la información que
reciben nuestros sentidos? ¿Cuanto nos cuesta digerir una mala experiencia, que
huella deja, cuando tiempo de duelo y lucha necesitamos para aceptar los
cambios que una verdad trae?
Uno se cansa de estar triste, lo cierto es que es
agotador. Hay que intentar superar la pena sin apego a los motivos que nos mantienen
atados a ello. Intentar proyectarse en algo nuevo que renueve esa agua
estancada, sentir el aire fresco en el rostro y desvíar la atención a
otras cosas para permitirnos olvidar esos deseos insatisfechos y a veces
caprichosos.
¿De donde surge la tristeza? Puede surgir de la mente que
no es comprendida, que no se comprende… quizá del corazón que
no es amado, que no se ama… de hecho toda emoción o sentimiento tiene
una carga mental. Un amor cargado de sentimientos y emoción puede
cegarnos pero estos también son la expresión del mismo. El
primer principio hermético establece que todo es mente y el amor es
pues la vida. Amor-sabiduría, mente-corazón son nuestros principios.
¿Qué es la verdad? Podemos ser cuestionados, cuestionar a
los demás, cuestionarnos a nosotros mismos todos los principios que
fundamentan la estructura del pensamiento. Cualquier tipo de organización y
nuevo orden resulta una prueba que no olvidaremos porque nos reinicia en un
nuevo nivel de conciencia.
Buscamos y buscamos respuestas fuera, en los demás,
esperando que algo nos saque de la inercia, la duda y la parálisis hasta que
nos damos cuenta de que las respuestas estan en nuestro interior que nadie puede
decidir por nosotros ni nadie puede actuar mas que uno mismo, aunque el hecho
de que se cuestionen nuestras ideas nos ayude a recapacitar, a pensar por nosotros
mismos otras variantes, esa debería de ser la constante.
Esto no quiere decir que no necesitemos ayuda en
determinados momentos o que no ayudemos a otros, el problema es la dependencia.
La responsabilidad radica en tomar decisiones y tomar las riendas del
carro que nos mueve. Antes de preguntar a los demás, primero hacernos esas
mismas preguntas a nosotros mismos y activar un dialogo interno,
la reflexión, que nos ayuda a encontrar el punto de partida en el desarrollo
del pensamiento de cualquier idea en la que basemos nuestros principios.
Cambiar el punto donde se soporta nuestra seguridad, a esto
le podríamos llamar “seguridad en uno mismo” reservandonos el derecho
a equivocarnos para aprender, rectificar y cambiar. Cualquier giro del destino
que haya podido poner boca abajo nuestra forma de entender la vida nos trae el
conocimiento necesario para llegar a este punto, ahí esta contenida la
experiencia, nuestra comprensión de la vida, la que podemos explicar
de forma sencilla y directa sin enredarnos ni perdernos en los misteriosos laberintos
del corazón y de la mente.
La verdad trasciende la individualidad, la conciencia
esta por encima del bien y del mal y la felicidad debería de ser la
consecuencia y nuestra máxima.
Comentarios
Dicho todo esto rápido, dos son las claves para integrar el dolor de perder:
-Enfocarse hacia el futuro, sabiendo que la energía no puede destruirse, y que si algo que nos llenaba antaño de fuerza desaparece, su vacío atraerá a algo nuevo que tiene que venir. Esto no lo puede conseguir un ego que no comprende cómo funciona el río del destino. La gente que piensa, como la ciencia, que todo se produce por causa-consecuencia (que el pasado y el presente es la causa del futuro), vive aterrada en el vacío de su pérdida porque no puede entender cómo lo poco que atesoran ahora puede producir una riqueza en el futuro. Pero las cosas del karma y el dharma no funcionan así. El destino que quiere llenar la copa en el futuro es la causa de que la copa se vacíe en el presente. Muchas veces ocurre que la gente sufre por amor como aquel que llora por una manzana perdida sentado delante de un cesto lleno.
-Preocuparse menos de lo que uno quiere de la vida y más de lo que la vida quiere de uno. Esto significa saltar desde la conciencia puramente egoica a tratar de conectarse con Atman, el Self. Si perdemos un brazo, esa herida y ese dolor estarán siempre con nosotros, en el ego ordinario. Si permanecemos en esa conciencia, la pena nos acompañará siempre. Pero la superaremos si conectamos con otra conciencia, la que nos dice que lo más importante de esta vida son cosas que no podemos tocar con las manos. Fijémonos en que no hemos sanado la herida en sí, esa sigue ahí. Lo que hemos hecho es saltar a otro plano del ser donde la herida importa bastante menos. De este modo, mucha gente ha encontrado que su herida, su pérdida, ha sido justamente la base de su ganar, de su crecer. Lo que no quita para que, de vez en cuando, una lágrima nostálgica ruede por sus mejillas...
Todo esto es la enseñanza más profunda y más real de algo que llamamos cristianismo: "perder es ganar", con sus símbolos del dios herido. Es el Colgado del Tarot. Una enseñanza que hace mucho nuestra conciencia colectiva dejó de comprender. Hoy hasta en el mundo espiritual se ofrecen constantemente beneficios, y hay mucha gente que piensa que su dios la ha abandonado cuando la echan del trabajo o algo por el estilo. Así que aferrados al éxito, dejan pasar de largo lo que realmente el éxito es.
La autoestima es, en efecto, el fundamento de toda felicidad. El amor es la energía de vivir, y si no nos amamos a nosotros mismos la vida se paraliza. La cuestión es en qué basamos esa autoestima, sobre qué valores asentamos el valor que sentimos en nosotros mismos, la fe en nosotros mismos. Perder cosas no es tan importante cuando afianzamos la autoestima en el ser y no en el tener. Se puede soportar mucha humillación y mucha pobreza cuando conservas la fe en que sigues siendo un amado hijo de dios, es decir, en que no has perdido el camino de tu auténtico destino. Así como un soldado que entrega su vida en la batalla se siente orgulloso de sí mismo al hacerlo.
Por lo tanto, gracias, muchas, por no abandonar, por seguir enriqueciendo a los demás y dándoles distintas perspectivas de vida.
Muchos y muchos besos.
Paso a agradecerte tu visita y comentario en mi blog. Me dio mucho gusto que lo hicieras. Me has obligado con él a que vuelva a escribir algo para el blog, pues lo tengo muy abandonado. También he leído tus reflexiones y me gustan. Besitos:
Tadeo
Al reflexionar seriamente sobre este tema una se siente bastante humilde al constatar que muchas veces caemos en estas trampas porque son tan sutiles que al cabo del día hemos caído varias veces.Creo que esto sucede cuando estamos bajos de moral y sin darnos cuenta nos compadecemos y nos dejamos sumergir en un lodo que nos va atrapando y vamos cayendo lentamente es una muerte lenta a los sentidos donde la Fe en nosotros mismos pasa a ser un mar de dudas hasta que tocamos fondo y subimos hacia la superficie con la comprensión de que somos más fuertes o caemos y nos compadecemos y nos dejamos arrastrar por la marea de nuestra vida.Creo que en todas las pruebas nos conceden más bendiciones,porque no viene nada a nuestra vida que no sea para mejorar y ascender hacia lo que realmente tenemos que manifestar en nuestra realidad .
ARCANGEL: Bienvenida. Es una pena que para llegar a ser humildes tengamos que hundirnos en el lodo pero parece que el ser humano necesita darse cuenta de que muchas de las aspiraciones que tiene no tienen un buen fundamento ni le llevan a ningún lugar por eso se repite una y otra vez la escena de la Torre de Babel. Todo es más sencillo y ser sencillo es ser humilde.
RAUL: En el presente esta contenido el pasado y futuro. Causa y efecto, dharma y karma están más allá de los limites de nuestra consciencia por mas que intentemos comprender todos los hilos o el hilo del tejido universal, por eso el presente es infinitamente eterno, sin tiempo ni espacio, y ahí cabe todo. Gracias, la suerte de tu visita ha dejado huella con tu comentario.
MIGUEL: Gracias a ti por tu paciencia, por continuar animándome y acompañándome en todos los momentos. Muchos más besos para ti.
TADEO, sigo tu blog y también me gustan tus reflexiones, agradezco mucho la visita y tus comentarios. Como ves también estoy por reactivarme para continuar compartiendo.
SOY ODIN: La integración es uno de los aspectos importantes del proceso, es el momento en que algo que se resistía porque aparentemente era contrario y no se aceptaba se hace de uno, se ensambla y la comprensión nos permite agradecer todos estos cambios que nos hacen ir y venir, marearnos en círculos y perdernos en los laberintos... pero vale la pena, si :)