Proyección e ilusión

Proyectamos el estado de ánimo, los deseos y miedos, la sombra y los ideales. La proyección puede ser de los aspectos positivos y de los negativos, es una consecuencia natural de la energía que emiten los pensamientos y las emociones esto me lleva a la siguiente cuestión -¿Podemos dejar de proyectarnos? Esta extendida la famosa idea de que la realidad que nos rodea es una proyección conjunta de todos los seres, pero antes de que el hombre poblara la tierra, el universo ya existía por si mismo aunque tal echo no exime al Ser de su influencia y cocreación. Podríamos identificar como la primera proyección al pensamiento de Dios, Dios como un reflejo de toda la realidad y a partir de este punto una proyección sobre otra, un reflejo sobre otro se manifiestan de forma sucesiva y simultánea.

Expuesto este punto general sobre la proyección podemos dedicarnos a analizar la influencia de este fenómeno en la individualidad y como afecta a las relaciones.

Proyectamos la imagen de la personalidad que viste a la individualidad, esta ilusión de ser esta fundamentada y condicionada por la idea que tenemos de nosotros mismos. Puede que uno sea consciente de lo que quiere ser o crea ser, pero suele ser inconsciente de cómo lo ven los demás que por supuesto también proyectan una imagen de si mismos y a su vez se crean una imagen de las personas que les rodean. En base a estas proyecciones así nos relacionamos e interpretamos la realidad.

La proyección también esta relacionada con las películas mentales que alimentamos de pensamientos y emociones que nos alejan de la realidad, este tipo de proyecciones normalmente no llega a manifestarse tal como uno imagina y desea, por norma general crean una ensoñada realidad paralela. Este punto me resulta muy interesante, porque por un lado hay ilusiones y deseos que se pueden llegar a manifestar pero por otro lado hay que romper con las falsas ilusiones.

En las relaciones la proyección esta a la orden del día, de normal el otro, padre, madre, hermano, hijo, amigo, animal de compañía, compañeros de trabajo, de estudio…. resulta ser un espejo que nos refleja. Uno refleja en las relaciones aspectos de si mismo que no reconoce porque son inconscientes, podemos estar criticando o alabando, juzgando a otra persona y ser incapaces de verlo en nosotros. Esta proyección inconsciente, sobretodo de los aspectos negativos de la sombra del ideal del yo se reflejan como aspectos antagónicos, aparentemente contrarios a con lo que uno mismo se identifica, se tienden a rechazan porque no gustan. La negación oculta y separa la mente, lo que ve, y lo que no, además lo que no ve se lo imagina la ilusión de maya. Rechazamos y negamos lo que no nos interesa o aun no podemos ni estamos preparados para asimilar. Reconocer esa parte de uno mismo que se proyecta en los demás y aceptarla sea buena o mala, nos permitirá hacer consciente lo que nosotros mismo nos hemos ocultado.

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