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Desidentiegoicificación


La muerte en el sendero 24 une Tifereth y Netzad; este camino ascendentemente nos recuerda que es importante que mueran las emociones para que estas no nos pierdan cuando nos enfrentemos a la realidad transitoria de la forma en el tiempo y el espacio. De ahí que se nos invite a reflexionar sobre la impermanencia. 

Comprendida la impermanencia resulta natural el desapego. Nos apegamos a la cosa material, las personas e incluso a partes de lo que creemos ser nosotros por medio de nuestras emociones, y es ahí donde volvemos a la invitación de este sendero: “morir a las emociones” en el viaje ascendente hacia el encuentro del espíritu. Y así llegar a la armonía y belleza de Tiferet, dejando atrás al ego y alcanzando el “yo”, un poco mas cerca de lo que verdaderamente somos.


Pero este símbolo arcano en el tránsito descendente nos recuerda que cuando caímos del paraíso para encarnar en este vestido de piel y realizar la restauración, la naturaleza de las emociones nos guiaría hacia aquello que necesitamos hacer para que la redención tuviera lugar. Al mismo tiempo la muerte ocultaba aún más la claridad de la luz del entendimiento que solo con la sabiduría del retorno y el trabajo alquímico con el dragón conseguiremos humildemente sublimar para volar como un águila.

La resurrección del pez es un nuevo nacimiento en el mundo del espíritu, comprender el secreto que habita en nuestro interior, el Ser oculto que nos guiará si hemos hecho bien el trabajo de “desidentiegoicificación”.

Y es que esa muerte la podemos enfrentar. Desde lo físico, y comprender que vivimos y morimos; desde las emociones, y comprender que lo que sentimos por otros o sienten por nosotros puede cambiar; desde la mente, y comprender que las ideas de lo que creemos ser o que sean los demás, de lo que creemos que es la realidad pueden modificar el rumbo de nuestra dirección; desde el espíritu, y comprender que hay un mundo desconocido que se nos revelará cuando traspasemos el umbral del miedo.

Si, el cambio es una de las enseñanzas de este arcano sin nombre y dejar de resistirnos a él es una enseñanza que tenemos que aprender.


Pero lo oculto no es solo lo que solo se revela con la presencia, es también la revelación del motor del renacimiento, el deseo, la sexualidad y las emociones que nos tocaron profundamente. Renacimiento en el viaje ascendente, y muerte segura descendiendo hacia todo lo que esa fuerza desencadena. Y este riesgo de caer una y otra vez es el veneno que también esconde el simbolismo de Escorpio, y es que la naturaleza de la energía sexual es la más difícil de controlar sin reprimir.

“Vivir es morir, morir es nacer” eso escribía Eduardo Madirolas en su libro, y cuánto me ha dado meditar en ello repitiéndolo como un mantra, desvelando la continuidad de la consciencia y mucho más.

Qué bonito, el viaje al más allá.

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